La matanza de los abencerrajes, entre la realidad histórica y la leyenda
En 'Isabel' hemos visto cómo la relación entre Muley Hacén y su hijo comienza a deteriorarse en paralelo con la rivalidad en el harén entre la primera esposa legítima Aixa (o Fátima, según otras fuentes) y la conversa Zoraida (Zoraya). Es en medio de estas intrigas y luchas de poder es donde tiene lugar un hecho luctuoso que encenderá la mecha de la guerra civil en el reino nazarí y por ende, su final: la matanza de los Abencerrajes.
“do están las salas manchadas / de la mal vertida sangre / de los no menos valientes / que gallardos Bencerrajes (Luis de Góngora (1585))“
En el imaginario popular y éste a través de poetas, pintores, novelistas y actualmente los guías turísticos, sitúan esta matanza en un lado del Patio de los Leones o en una Sala de la Alhambra llamada de los Abencerrajes. En esta sala, se encuentra una pila o taza de alabastro con unas manchas marrones de óxido que la tradición asegura son los restos de la sangre de los Abencerrajes ajusticiados por orden de Muley Hacén (aunque otra versión desde el siglo XVI se lo atribuye a Boabdil, como veremos).
La Consolidación de la Leyenda: De las fuentes históricas al romancero popular
Para encontrar una respuesta más o menos histórica al origen de esta leyenda, hemos de buscarla en las crónicas castellanas y árabes coetáneas y, de nuevo,Hernando de Baeza parece tenerla en un hecho luctuoso protagonizado décadas antes por Sa´ad, padre de Muley Hacén y éste como príncipe. Además, se documenta la leyenda de la pila de alabastro y la creencia en que es la sangre de alguien ajusticiado, compartida por entonces tanto por mudéjares (o moriscos) como por cristianos.
El arabista Luis Seco de Lucena, y más recientemente Rachel Arié, creen haber identificado al desafortunado rey que menciona Baeza como Muhammad XI (o X según otros autores) "el Chiquito" quien resultó atacado en una emboscada cuando atravesaba Sierra Nevada de regreso a Granada por el entonces príncipe Muley Hacén. Capturado el depuesto emir, fue después ejecutado mediante degüello por orden del padre de Muley Hacén, Çidi Çad o Sa´ad, en una sala de palacio que da al Patio de los Leones, y sus hijos fueron asfixiados con una toalla. Estos hechos ocurrían en 1456.
¿Qué hay de histórico en la matanza de los Abencerrajes que vemos en 'Isabel'?
De nuevo tenemos que irnos a años atrás. En 1462, tenemos de nuevo a Sa´ad y Muley Hacén como protagonistas pero, esta vez, enfrentados como rivales por el trono de Granada. Para ese año tenemos documentada un conato de guerra civil entre los dos, tanto por fuentes árabes (el viajero egipcio ´Abd al-Basít) y la Crónica del Condestable Iranzo y a través de Iranzo, la ejecución de varios Abencerrajes.
El cronista y viajero egipcio sitúa la escena en plena guerra civil, con Muley Hacén en Granada y a su padre, depuesto y refugiado en Málaga, y comenta que fueron los ministros de la familia Abencerraje (Banû Sarra) y otros partidarios los que propiciaron la fitna (división) entre padre e hijo especialmente tras la pérdida de Gibraltar.
El cronista de Iranzo, que sería nuestra fuente castellana y la más amplia, nos sitúa la escena en vísperas de esta guerra civil que enfrentará a Sa´ad y Muley Hacén. Como el cronista egipcio, también destaca el papel de los visires y nobles como instigadores de esta discordia: se nos cuenta que Abencerrajes y Monfaraxes se habían quedado con un dinero destinado a pagar las parias castellanas. Sa’ad, aún en el trono de Granada, en medio de disturbios y el malestar de la población, es mal aconsejado por sus visires: éstos le piden que degüelle a sus ministros Monfarax y Yusuf Ibn Sarrax así como a otros miembros de la familia Abencerraje, ejecución que se hará efectiva por degüello en La Alhambra.
“E como encontraron en el Alhambra do el rey estaba ya proveído de gente secreta (espías), luego los mandó degollar“
Sólo uno se pudo salvar y lo fue por intercesión del aún príncipe Muley Hacén. Tras la masacre, como comenta el arabista Antonio Peláez, veremos a varios Abencerrajes y miembros de otras familias huyendo a Castilla.
1473: Muley Hacén carga de nuevo contra los abencerrajes
Años más tarde, Muley Hacén, ya en el trono como emir, vuelve después a repetir en 1473 lo que hiciera antaño su padre: reprime duramente otra sublevación de Abencerrajes que se inició varios años atrás, hacia 1469, y que obligará a varios de ellos de nuevo a exiliarse a Castilla.
Hernando de Baeza, como antiguo funcionario real, conoció de primera mano distintas versiones de esta historia procedentes de décadas atrás, siendo de los cronistas castellanos que tenemos en este periodo la fuente más directa y local para el reino nazarí. Salvo en la escena de la pila de alabastro que es claramente anterior, el dilema para el investigador está en datar la descrita para la muerte de los Abencerrajes.
Tercera posibilidad: la matanza de 1482
Para algunos historiadores o arabistas como Lucena de Seco, el texto de Baeza, que reproducimos a continuación, puede remitirse al año 1473 o incluso a los de 1462, pero también puede referirse a los sucedidos en 1482, que él, como trujimán o funcionario traductor de palacio, pudo vivir en primera persona o haber conocido de labios de quienes sí lo vivieron. Ese año de 1482 fue un periodo tumultuoso, con multitud de víctimas expiatorias como se verá a continuación cuando repasemos las fuentes disponibles.
Comenzamos por Hernando de Baeza, ya citado arriba. Éste menciona ellevantamiento de los Abencerrajes y otros notables en apoyo de Aixa, Boabdil y su hermano Yusuf, a causa entre otras cosas de los "vicios" del emir Muley Hacén, posiblemente, sus amoríos con Zoraida: "Estando pues este rrey metido en sus vicios, visto el desconcierto de su persona, leuantaronse ciertos caualleros en el rreyno, así criados de la rreyna como de el rrey su padre de ella, y alearon la obediencia del rrey, y hicieronle cruda guerra: entre los cuales fueron ciertos de los que decían abençarrages".
Muley Hacén reaccionará violentamente contra ellos, ordenando matar a varios miembros de los Abencerrajes así como a un caballero del Albayzin, persona "muy estimada" en la Corte y de nuevo, para los sobrevivientes, el exilio a Castilla. Como se ve, no tenemos una sola matanza de Abencerrajes, sino hasta tres documentadas con un mismo patrón rebelión-ejecución sumaria-exilio a Castillasi añadimos ésta de 1482 a las ya explicadas antes.
Otras crónicas con Aixa y Zoraida como protagonistas
La Crónica árabe “Nubdat al-´Asr” nos habla para ese año de 1482 también de represalias de Muley Hacén con resultado de muertes. Aunque no nos menciona en sí a los Abencerrajes, reconstruye fielmente el ambiente de aquellos días previos al destronamiento de Muley Hacén, confirmándonos lo dicho por las crónicas cristianas. Al igual que Baeza, el crónista árabe también nos describe a un emir sumido entre "placeres".
Luis de Mármol y Carvajal nos da una versión casi similar a la de la “Nubdat al-´Asr” donde implica a las dos mujeres (Zoraida y Aixa). Y aquí además, Aixa consigue salvar in extremis de la ira de Muley Hacén a Boabdil en una rocambolesca acción. Aunque la crónica es casi un siglo tardía, está recopilada a partir de su propio conocimiento del árabe y por los hechos relatados por moriscos viejos que vivieron en la época a quien Mármol y Carvajal solía preguntar.
“En este patio [de los Leones] están las salas donde fueron degollados por mandado del Rey Abilhazen, los caualleros Abencerrajes“
Y una última, Francisco Bermúdez de Pedraza tambiénatribuye a Muley Hacén la muerte de los Abencerrajes en el Patio de Los Leones aunque también en una plaza de la Alhambra, lo que nos demuestra que la leyenda tenía ya sus variantes populares.
Tras la conquista de Granada, la memoria histórica de estas cruentas masacres pasó al imaginario popular a través del Romancero y a las fuentes posteriores, todas cristianas, pues las árabes no nos describen detalles como la pila del Patio de los Leones o estos hechos. Posiblemente, la leyenda de la muerte de los Abencerrajes (que aparece ya en el romance “¡Ay de mi, Alhama!”) estuviese ya en circulación incluso en época de la conquista, como uno de esos romances de pliego de cordel que eran recitados o cantados en el campamento de Isabel y Fernando, los Reyes Católicos.